La nieve existe!!!
Síiii existe de verdad. No es un invento de las pelis americanas, ni de los suizos.
La nieve existe de verdad! Y cae del cielo! ( qué descubrimiento).
No me tomen por loca. Es que esta mañana mi ciudad ha amanecido dentro de una bola de esas de cristal a las que le das la vuelta y se arremolina la nieve alrededor de los edificios. Y para muchos de vosotros eso será bastante normal, pero aquí en 25 años que tengo no se había visto nunca, y por lo que cuentan; hará casi 50 que no pasa.
La gente está apostada en sus ventanas como embrujada por los pequeños copos de nieve, muchos de ellos con sus cámaras, los niños se vuelven locos por las calles arrancando pedazos de oro blanco de los coches, el enano sin ir más lejos ha salido hacia el Instituto con pipo, guantes, bufanda, polar... más que un estudiante parecía un operario de máquina quitanieves xD
Y es que la nieve aquí, por lo bella y por lo escasa; es doblemente preciada. Esto es lo que se podía ver esta mañana desde mi ventana.
Por cierto niños, que ya sé que tengo esto muy desangelado, mea culpa, y la cosa es que seguirá así un par de semanas. Se me han juntado un montón de cosas; que si los exámenes, los trabajos, la lectura de los libros, las clases de repaso, las de árabe... y no sólo eso; sino que va y encima se me muere el disco duro ( que Dios lo tenga en su Gloria) con todo lo que contenía ( vamos, que estoy de un contento...)
Por todo ello estaré ausente un tiempito de la blogosfera. Así que mientras vuelvo, cuidenseme y abriguenseme bien, que a la vuelta me paso por sus casas para ver qué tal sigue todo :)
Érase que se era en un país que ni era multicolor, ni vivía en él ninguna abeja bajo el sol, un hada amarilla. Podría haber sido verde, o roja, o violeta; pero no. Era amarilla. A lo mejor un poco ámbar, pero amarilla mayormente. La cuestión es que el hada amarilla había vivido largo tiempo sumida en un profundo sueño, ajena al bullicio generalizado que embargaba el pequeño gran mundo de las hadas. Vanos habían sido los esfuerzos de sus compañeras para sacarla de la reconfortante corola floral en la que dormitaba día sí día también, hasta que una noche no se sabe aún muy bien cómo, el hada amarilla se dejó convencer, arrastrada hacia el lado oscuro de la fuerza por un hada como una chota compinchada con otras dos hadas más; hadita lánguida y mini-hadita.
Saldrían de la aldea de las hadas de puntillas y volarían hasta los lindes para ver qué se escondía tras la frontera de Hadalandia.
Nada hacía suponer lo que les esperaba a las incautas hadas.
Tras una pequeña confusión con el trasero de un hado presuntamente portero de la discoteca (provocada por la falta de decoro del hada como una chota, cómo no) éste se acercó acechante hacia el conejito del hadita amarilla ( el conejo en cuestión estaba impreso en la camiseta del hadita, todo sea dicho) y pareció éste llamarle la atención especialmente, a lo que el hadita amarilla muy diligentemente se dispuso a explicarle la simbología greco-romana del gracioso animalillo y de cómo era relacionado con la fertilidad, pero fue imposible terminar con la improvisada ponencia, porque el pedazo de hado en plan US Sailor de los que se tendría que buscar el hadita amarilla, a saber, 4x4 todoterreno con cerebro de manzana reineta y no los que le gustan a ella, que de tan listos se la acaban dando con queso, la interrumpió diciendo Tú déjame a mí que te enseñe mi máquina de la fertilidad, preciosa.
El hadita en medio de su propio estupor y de la consternación general, no supo si meterse debajo de un taburete o ponerse a gritar de pánico y buscó desesperadamente el botón rojo de autodestrucción de la nave, pero no lo encontró, así que decidió huir llevándose consigo a las demás haditas en una cruzada interestelar en busca de territorio neutral.( ¿Qué pasa? ¿Que no puede haber hadas en el Enterprise?) Habiendo ya alunizado en otro pub un gorgonita con cazadora Chevignon cruzó por delante de los ojos del hada amarilla, sonriéndole encantadoramente. El hada observó el cuadro antes de dar un paso en falso. Hadita lánguida estaba en modo autista- autorrepitiéndose alguna especie de consigna en plan yo estoy aquí pero mi mente viaja lejos, muy lejos mientras murmuraba para sí es que... no me gusta mucho estar aquí, minihadita que deambulaba en su minimundo se negaba a abandonar el local por el momento y hasta que se le descongelaran sus minipies, y hadita como una chota pues qué podía hacer, pegaba brincos de aquí para allá sorteando la horda de babosetes venidos de la dimensión exnovio- y por qué no decirlo, sacándoles alguna que otra consumición gratis.
El gorgonita resultó tener acento andaluz, y justo cuando la cosa empezaba a ponerse interesante de veras, va y se produce la desglaciación de los minipiés de la minihadita. El devastador suceso sólo era comparable a cuando el hadita amarilla descubrió hacía unas semanas que su compañero de clase no era gay, y que por tanto a efectos de computo hetero estaban en su tercera cita. La cuestión es que mientras hadita chota le levantaba el brazo a la hadita amarilla, mini-hadita le colocaba el bolso, y lánguida le metía empujón hacia la puerta.
En la cabecita del hada amarilla aún resuenan las últimas y lastimeras palabras del gorgonita:
Bueno shiquilla, veo que te vá-
Y desde entonces el hadita amarilla se volvió a recluir en su casita de pétalos de margarita a pasar la gripe y a estudiar sus exámenes cuatrimestrales y cada vez que alguna de las otras haditas osa interrumpir su letargo las echa a patadas llamándolas brujas frígidas e insolidarias
FIN.
No, mi amor, nada es como antes.
Permíteme que te llame así, ahora que he decidido dejar de amarte.
Sé que será difícil desterrarte de este hueco en el que te tenía acomodado, aquí, en mi pecho. Sin embargo, dadas las circunstancias, será lo mejor. No menguará mi dolor, pero me dejará llevarlo con más dignidad.
Es cuestión de tiempo. Sé que algún día habrá de extinguirse esta inquietud, al fin y al cabo no serás el primero ni el último que pase por mi maltrecho corazón.
Soy fuerte. Sé que lo sabes.
Aún así, deja que te diga que me consuela saber que me echarás de menos.
Sí, tengo la absoluta certeza de que lo harás cuando recuerdes las noches en que acurrucaba tu corazón entre mis manos, cuando sientas que te abandona el calor con el que protegía tus sueños, esos que rompías en cada batalla y que yo remendaba en silencio mientras tu voz se prolongaba en la protectora oscuridad. Sé que también echarás de menos mis manos apartando el pelo de tu frente para dejar la huella de tibieza de unos labios entregados, o el recorrer presuroso de mis dedos por tu espalda desnuda, acariciando cada una de tus cicatrices; esas que de tan hondas, te dolían al respirar.
Me pregunto si echarás de menos también el susurro de mi voz pronunciar tu nombre, y el escalofrío que te recorría justo después. El suspiro arrebatado que provocaba tu aliento en mi nuca, o mi respiración entrecortada.
Demasiadas preguntas, demasiadas suposiciones...
Por todo esto, amor, que no te extrañe si mi jardín ahora desangelado, ya no te recibe con su aroma a albaricoque y azahar. Si no te espera al abrir mi puerta ningún bizcocho recién hecho en la alacena - ni nadie que acerque a tu boca un pedazo de la masa aún caliente- Si no descansan junto al arcón las sabanas que acunaban ramilletes de lavanda cortados en tu honor.
Que no te extrañe, mi vida; si mis manos guardan ahora memoria de otros cuerpos, que no son el tuyo. Si mis oídos se estremecen al amparo de una voz desconocida. Si mis labios aprenden a susurrar otros nombres. Si mi boca sabe morder otros labios. Si no es ya tu perfume el que impregna mi piel.
Porque me cansé de ser tu reducto de paz, a la que acudes cuando la tensión fragua, tu despensa de mimos, tu dadora perenne de caricias y loanzas, la que acuna tus deseos cuando otras no los sacian.
Que sean, pues, ellas las que te adoren con el mismo cuidado y devoción con que lo hacía yo, y que no descubras nunca, amor, que sus palabras son efímeras, sus cuidados estudiados y sus sentimientos pasajeros. Ve, y sigue tu camino, solo, porque yo ya no estaré ahí para protegerte. Aquí nuestros caminos se separan y es aquí donde sacrificada mi esperanza en el altar de tus voluntades, te esperaré inútilmente.
También yo he escrito este año mi carta a los reyes; cómo no.
Pero este año la carta dista mucho de la anterior.
En un dechado de humanidad, de calidez y humildad; el año pasado pedí, así resumiendo; ser mejor persona, comprensiva y solidaria y así contribuir a una especie de bien común y superior deseando la concordia y el bienestar ajeno ( pajaritos revoloteando, arcoiris de colores, nubes de mazapán...) más me hubiera valido callar. No es que este año le desee mal a nadie... Sus Majestades fueron muy generosos cubriendo en gran parte los deseos de mi lista ( otros parecieron obviarlos, digo yo que pensarán que eso mejor se lo pida a Nuestra Señora de Fátima por lo de milagrosa) la cuestión es que sí, fui más justa, más moderada, más tolerante. Me puse con facilidad en el lugar de los demás y me mordí la lengua y me até las manos cuando quise insultar y despotricar, o cuando sentí ganas de liarme a golpes con todo diciéndome, ¿Quién soy yo para juzgar a nadie? ¿ Acaso me gustaría que me lo hicieran a mí? Bla bla bla...
¿Y qué conseguí? Quizá en este 2004 haya sido un ser mejor; los demás se sientan orgullosos de mí, algunos hasta hayan dormido tranquilos cuando lo que debieran era retorcerse en sus camas ahogándose en su propia culpa... en fin. Pero no, Turandot se comportó como una señorita; encajó los fracasos, asimiló los nuevos cambios para bien y para mal como pudo, algunos de ellos con accesos lacrimosos fáciles ( que digo yo, será cosa que lleve implícita la recién asumida humanidad).
Pues se acabó, no pienso seguir siendo una niña buena a costa de mis úlceras. Majestades pueden pasar cuando quieran a por lo que me dejaron el año anterior, y no lo consideren como un acto de presunción por mi parte; de verdad que no. Si mis regalos se los cedo yo amablemente a aquellos con los que no aplaqué mis iras, porque majestades... este año van a ser ellos los que los van a necesitar. Y no me culpen; he llegado a la conclusión de que era mucho mejor cuando era mala, cuando las cosas las provocaba yo y no era una víctima de ellas o una mera espectadora. Total, ¿Qué he conseguido? ¿Una conciencia más limpia? ¿Más tranquila? Que yo recuerde, dormía igual de plácidamente o aún mejor si cabe. Y a qué negarlo, en el fondo siempre me han gustado los papeles de mala. Sí, lo sé, las malas duran menos que las buenas, pero por el amor de Dios ¡Se lo pasan infinitamente mejor!
Lo dicho, este año vuelvo a desempolvar mi escarapela y mi fusil. Volveremos si así es necesario a viejas tácticas marciales, al fin y al cabo los caballos sólo se rigen con botas y espuelas. Así que amigos... agárrense que vienen curvas.
Pd_1: Sea cual sea vuestro deseo este año; desde la Paz mundial al Scatergories, que se os sea concedido (Pero a mí no me mireis... que ya me he quedado con la visa temblando...)
Pd_2: A los demás, Majestades; lo de cada año (Ustedes ya me entienden)