29 de Junio 2004

La pequeña Betsy

Emi era una niña normal, fruto de una familia normal, criada en un ambiente normal bajo circunstancias normales. Emi tenía amigos igualmente normales en su barrio, hasta que llegó Betsy.
Betsy no era una niña normal, era perfecta. Tenía unos grandes y encantadores ojos azules, siempre lucía una amplia sonrisa en sus labios, y llevaba unas bellas y relucientes trenzas rubias atadas con dos maravillosos lazos rojos. Y es normal que Betsy fuera perfecta, puesto que sus padres también lo eran.
El papá de Betsy era un importante ejecutivo de la cadena de pollos al'ast “ El pollo risueño” y su mamá una perfecta ama de casa con el pelo cardado y rodillo de cocina en ristre siempre preparada para hacer deliciosas galletas de mantequilla.
Betsy sacaba muy buenas notas y todas las niñas iban con ella porque era perfecta de la vida. Emi no entendía por qué con lo divertido que era jugar en el barro, esa niña llevaba siempre colgando del brazo una muñeca de impoluta blancura repelentemente parecida a ella.
Un día Emi salió a dar un paseo para ver la consistencia del barro y se encontró con Betsy que perfectamente peinada y dispuesta, llevaba 1 euro con 10 céntimos que le había dado su mamá para comprar el pan en la tienda de la esquina.
Ambas se colocaron en la acera en espera de que el semáforo se pusiera en verde. Betsy se protegía con la manita sus preciosos ojitos azules del sol, que le impedía ver con claridad si el semáforo cambiaba de color.
Mientras esperaban pacientes, Betsy sacó del bolsillito de su vestido un pequeño aparatito con unos auriculares y se lo enseñó a Emi orgullosa. Se llevó unos diminutos auriculares totalmente aerodinámicos a sus oídos y empezó a tararear con voz angelical :“Escuchaste aullar los lobos a la luna azul,
o has visto a un lince sonreír, o unirte a la voz de las montañas,
y colores en el viento descubrir...”
.
Emi miraba indiferente su cassette de Fisher-Price heredado de su hermano, una parte del cual estaba atada con cinta aislante negra para que no se le cayeran las pilas, cuando advirtió que algo sacaba a Betsy de su disney-éxtasis. Tres barbies miniatura vestidas de pies a cabeza de rosa chicle emitían unos curiosos grititos mientras gesticulaban vivamente y hacían señas a la pequeña Betsy para que se uniera a ellas.
Cuando ésta rauda y veloz se dispuso a cruzar, Emi abrió la boca un segundo, pero antes de poder articular palabra el aura de candor y dulzura de Betsy se diluyó bajo los pesados neumáticos de un camión de reparto del Corte Inglés. Acto seguido se oyeron los alaridos de las pequeñas adoradoras de Britney Spears y el murmullo de la gente que acudía a ver lo que pasaba.
Emi esperó a que el disco cambiara de color, y una vez en verde, cruzó la calle mientras se colocaba sus enormes cascos de plástico rojo y le daba al botón del play para seguir cantando distraídamente:
“ Dios te ha llamado hoy aquí,
ha puesto en tus manos la labor.
Sonría la fortuna al justo y al valiente
que luchan con honor.
El fuego de les canons
es fiero y es cruel.
Allez les bataillons
soldado y coronel
y cuando os desangreis
clamad al mismo son,
yo caí... ¡La Resistánce triunfó!
”.

Escrito por Turandot a las 1:20 AM | Comentarios (24)

27 de Junio 2004

Alquimia 3/3

Marie se dispuso a acudir a su cita.
Pensó que lo mejor sería disculparse e intentar evitar la disputa. Si bien el científico no parecía un hombre de guerra, seguro que manejaba el acero con mayor destreza que ella.
Aunque tampoco había pasado por su cabeza agredirle, no al hombre del que estaba misteriosamente y desde hacía ya un tiempo enamorada.
Estaba metida en sus pensamientos cuando vio la silueta del joven recortada frente a los muros de adobe del convento. Sintió cómo su corazón volvía a acelerarse. Cuando distaba unos metros de él, pudo oirle.
- ¡Deme el poema!.
Marie no sabía de qué le estaba hablando, se acercó unos pasos más.
- He dicho que me dé el poema que robó esta mañana de mi casa.
La muchacha recordó entonces el manuscrito que había salvado del tinte y metió la mano en el bolsillo para comprobar que ahí estaba.
- Démelo o de lo contrario...
Marie dejó de escucharle. En su mano tenía un poema de Michele, y en su cabeza un montón de dudas que la asaltaban.
¿Su vecino escribía? ¿Poemas? ¿Había tenido todo este tiempo uno? Y la pregunta más
inquietante ¿ A quién iba dedicado?
Fuera quien fuera, decidió que se enteraría. Así que frente a la perplejidad de Michele, y haciendo caso omiso a su gesto por desenvainar el florete, echó a correr calle abajo como alma que lleva el diablo.
Cuando su vecino reaccionó, no se pensó dos veces el seguirla, y no fue nada fácil alcanzarla pues la curiosidad de la joven parecía dotar de alas a sus botas. Sólo cuando hubo recorrido media ciudad y ya iba a dar por perdida la persecución al perderle la pista tras una esquina, la encontró de espaldas, resguardada en uno de los recodos de la muralla del Château du Roi leyendo con atención su manuscrito.
Michele indignado y con la respiración entrecortada por la carrera, se acercó a ella hasta quedarse delante, desenvainó su acero y lo acercó al corazón de Marie
- Dadme ese poema, o de lo contrario- y esta vez sí pudo terminar su frase- lamentaré que no veáis ningún otro amanecer.
Michele hubiera esperado cualquier reacción por parte de su oponente, cualquiera menos la de Marie, que con suma tranquilidad se quitó algunos de los broches que sujetaban su casaca y dejó al descubierto parte de su torso.
- ¿De verdad creéis que soy un ángel?
Michelle la miró sorprendido.
- Nadie antes me había llamado así- apretaba el poema que iba dirigido a ella contra su pecho- Matadme si eso es lo que deseais, sería para mí un honor ahora que sé que reparais en mí. Sólo os suplico- y esto último lo dijo cerrando los ojos muy fuerte como si esperara sentir la estocada de puño- que no desgarreis el uniforme de mi hermano.
Michelle, atónito, lanzó un profundo suspiro. Le quitó el sombrero a Marie cuya cascada de rizos negros se precipitó sobre sus hombros- no podía creerlo- humedeció su pulgar y retiró el hollín que manchaba su rostro. Y vio a la muchacha que alegraba sus mañanas cuando cantaba al tender la ropa, la que colocaba flores en las escaleras del edificio mitigando la lobreguez de tanta madera carcomida, la muchacha que le había inspirado, incluso, una composición rimada.
Apoyó despacio su brazo en la pared, justo a la altura del hombro de Marie dejando a ésta entre él y el muro. La chica, ahora, le miraba con ojos muy abiertos y él acercó su frente a la suya
- ¿Sabéis que casi os he matado?- dijo él apesadumbrado, casi en un susurro.
- Lo siento mucho. En verdad lo de esta mañana fue un accidente, yo no quería...
- ¿No queríais vestiros de guardia?
- No... yo no quería estropearos vuestro trabajo... sólo que...
- Sólo que me equivocaba cuando puse que erais un ángel- la interrumpió señalando el papel- lo que sois es un auténtico diablillo- Marie sonrió ruborizada- Vamos- dijo él mientras pasaba el brazo por sus hombros, manteniendo aún cierta expresión de desconcierto- tenéis muchas cosas que contarme- y se dispuso a acompañarla a casa.

Escrito por Turandot a las 3:14 AM | Comentarios (20)

26 de Junio 2004

Ella

plors

Un día le prometió amor eterno, y puso a sus pies el mismo cielo. La colmó de todo aquello que podría hacer feliz a alguien. La cubrió de oro y regalos, la mimó con premura, y volcó en ella todo el amor imaginable, sellándolo en los versos más hermosos que se hayan podido concebir.
Ella, escéptica ante el amor por naturaleza, se desprendió de todos sus prejuicios y temores para consagrarse a él. Y sólo cuando la tuvo segura como mujer y amante, se cansó.
Ahora ella llora al ver sus versos vacíos de contenido, al ver profanado el altar de su amor, al ver que fue capaz de creer un día que todo era verdad.
Y mientras tira en una bolsa de plástico azul los resquicios que se esconden traidores en sus cajones de felicidad pasada, y empaqueta los recuerdos de lo que un día fue Oz, aparta las fotos del montón de la basura autoconvenciéndose de que un día podrá mirarlas sin sentir dolor, con la perspectiva que da el tiempo, interpretando tablas en la batalla que perdió. Esperando que noches en vela y de reproches propios consigan cambiar lo grabado en su disco duro y lo suavicen y difuminen para poder así digerirlo con un mínimo de dignidad.
Como si de verdad no le importara lo que pasó, como si no lo supiera perfectamente, como si saberlo ayudara.
Como si su máscara de fortaleza fuera perfecta y no amenazara resquebrajarse al mínimo roce, ni se fundiera, ni debiera huir a medianoche a remendarle los rotos provocados por caricias de cartón piedra sin tener zapatos de cristal que perder.
Como si pudiera jugar eternamente a controlar lo que siente.
Y entre sollozos callados, porque no son horas de despertar ni preocupar a nadie, maldice una y mil veces a aquel que la dejó tocar las puertas del cielo y le robó las alas, la noche aquella en que le hizo el amor, cuando ya pensaba en devolverla al infierno.

Escrito por Turandot a las 7:41 AM | Comentarios (20)

25 de Junio 2004

Alquimia 2/3

Anteriormente...

Marie bajó las escaleras corriendo y aporreó con fuerza la puerta de su vecino. Ésta cedió a la presión.
Dentro advirtió una mezcla de olores extraños y un denso humillo que inundaba toda la habitación. Marie vio como Camille ojeaba desde el hueco de la escalera, así que se metió en el papel.
- ¡Qué diablos ha pasado aquí!- Michele, el vecino, estaba de rodillas en el suelo recogiendo unos frascos rotos. Marie le miró nerviosa, hacía ya tiempo que lo consideraba el hombre más atractivo que había visto nunca, pero era la primera vez que lo tenía tan cerca.
- ¡Márchese ahora mismo de mi casa!- gritó él.
Marie no se lo podía creer, las primeras palabras que cruzaban, y eran para echarla. Lo que le dijo la ofendió sobremanera.
- ¡No pienso largarme de aquí, hasta que me diga qué demonios prepara en este... este... antro!
- Caballero- repitió Michele con la mayor calma de la que disponía después de que uno de sus más importantes experimentos se acabara de malograr- le ruego que abandone mi- y marcó con especial incidencia- laboratorio.
- ¿Caballero?- pensó Marie. Entonces recordó que aún llevaba el uniforme de su hermano y el hollín en la cara- ¿Será posible que me haya confundido con mi hermano?- Marie se creció en su recién inventado papel.
- ¡Ja! ¿Laboratorio? A saber qué extrañas pócimas y brebajes prepara aquí -dijo en tono teatral.
- ¡Soy un científico! y debería tratar con más respeto el trabajo de los demás ¿No cree? O piensa que por llevar ese uniforme tiene derecho a meterse donde no le llaman.
- ¿ Donde no me llaman?- Marie se iba animando- ¡Si piensa que voy a consentir que por sus experimentos alquímicos derrumbe este edificio... está muy equivocado!
- ¿Alquímicos? ¿Acaso me ha confundido con un fanático de la Crisopeya? ¡Es indignante!
- ¿Indignante? – repitió ella cuando sin querer volcó uno de los matraces lleno de un líquido naranja que empezó a derramarse manchando todo cuanto tocaba.
- ¡Maldito sea, mire lo que ha hecho!- dijo él mientras trataba de salvar todos los documentos que tenía esparcidos sobre la mesa.
A Marie se le hizo un nudo en la garganta viendo el estropicio. Recogió uno de los manuscritos que amenazaban con teñirse, pero al ir a devolvérselo se topó con la furia del químico, que con los guantes manchados de tintura naranja la empujó hacia la puerta.
El acto de Marie fue totalmente reflejo, ver los guantes manchados del Michele acercarse al uniforme, hizo que intentara salvar la casaca de su hermano retirándose para ello con tan mala suerte, que propició la desgraciada caída de un hermoso y rebosante frasco de Agua Regia, potente disolvente que cayó sobre uno de los manuales preferidos del científico.
Esta vez Marie no fue tan rápida como la primera, y cuando Michele se acercó y le tiró uno de sus guantes prácticamente a la cara apenas supo reaccionar.
- No pienso pelear con vos aquí, ya ha estropeado bastante. A la puesta del sol, en el descampado frente al convento de Sainte Thérèse, solo. Y pagará por su engreimiento.
Marie sintió unas terribles ganas de romper en llanto. Había fantaseado muchas veces sobre cómo sería su primer encuentro con él, pero esto superaba todas sus expectativas. Se contuvo y abandonó el apartamento de su vecino con el corazón acelerado, aunque sin saber si era fruto de la tensión del momento o de la excitación por haberle tenido tan cerca.
Mientras subía las escaleras advirtió que en su mano todavía tenia el manuscrito que salvó del tinte, lo metió en uno de los bolsillos de la casaca.
- ¿Qué ha pasado, Marie? Preguntó Camille con curiosidad.
- No te lo vas a creer... tengo una cita con él.

Escrito por Turandot a las 3:40 AM | Comentarios (16)

24 de Junio 2004

Revetlla

Cuenta la tradición que en la noche de San Juan, lo sobrenatural traspasa el umbral de la realidad en la celebración del solsticio de verano.
Desde la antigüedad se celebran todo tipo de ritos vinculados con la purificación, la fecundidad, la solicitud de bonanzas y el espanto de males en una exaltación del Sol.
La noche de San Juan es la más corta del año, por tanto el poder de las tinieblas tiene su reinado más corto. El hombre y la naturaleza se disponen a celebrar una fiesta cargada de poder y de magia, y a menudo se baila y salta alrededor del fuego para purificarse y protegerse de influencias demoníacas y asegurar el renacimiento del sol.
Es la noche de las leyendas; algunas, bellísimas. Hablan de la apertura de las puertas de la realidad a la magia como un espejo. En esta noche se permite la entrada a grutas, castillos y palacios encantados, se disuelven de prisiones y ataduras las reinas y princesas susceptibles de embrujos, ensalmos o maldiciones. Se pueden oír bramar a los dragones, y ver volar los caballos del diablo. Salen a dar paseos a la luz de la luna seres fantásticos ora con sensuales formas femeninas ora en forma de duendes que se amparan en la oscuridad de la noche. Las muchachas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose. Las plantas venenosas pierden su poder, mientras las curativas los multiplican. El hombre, sabedor del poder del fuego para destruir lo dañino, destruye los hechizos con fuego y purifica su alma con el rocío de la mañana mientras los helechos florecen al dar las doce campanadas...
Y en sí es una noche cargada de magia y sobrenaturalidad que impregna, entre otras, las playas de mi costa. Donde gente de todos los lugares del mundo se reúne ya sea con amigos o familia frente al mar y enciende sus hogueras, o simplemente planta la arena de velas, disfrutando del privilegio de un clima envidiable bajo el manto de una noche estrellada, para a las doce, zambullirse en las tibias aguas del Mediterráneo después de haber recibido durante todo el día los mimos del sol. Y entre gritos y algarabía, de espaldas al mar en que te bañas y mirando a la luna como manda la tradición, se pide a los hados que cuiden de tus deseos.
Siempre me he sentido afortunada por vivir en esta hermosa isla, pero en noches como la de ayer, me siento una privilegiada y me alegra poder disfrutar no sólo de las bondades y espectacularidades de este auténtico paraíso en la tierra, sino por formar parte de él y, en noches mágicas como las de ayer, sumergirme en la belleza de sus tradiciones.

Sant Joan

A medianoche la playa estaba llena de gente, cenando o simplemente disfrutando de la brisa del mar a la luz de las velas

Nit de Revetlla

En la arena, parte de nuestras velas y de fondo; las luces del paseo que bordean la playa. Las fotos no son muy buenas, pero creedme; el escenario era bellísimo.

Escrito por Turandot a las 12:03 PM | Comentarios (12)

23 de Junio 2004

Alquimia 1/3

- ¡Ay! Me has pinchado.
- Si no te movieras tanto.
- Si no tuviera que probarme yo el uniforme de mi hermano.
- Tu hermano tiene menos paciencia que tú, y ya es decir. Pero créeme si estuviera lo haría él. Esto de coger medidas a ojo es un engorro.
- ¡Au, es demasiado estrecho!.
- Quieres dejar de protestar. Tengo que meter un poco de aquí Jacques tiene la cadera más estrecha.
Marie y Camille estaban en su ático de la Rue Charpentier, cerca de la plaza des Roses.
Mañana el hermano de Marie entraba a las órdenes del conde de Salpetre, y Camille; su prima, intentaba arreglar el uniforme que había heredado de su padre.
- Pásame el sombrero Camille- dijo Marie mientras se ajustaba unos guantes en los que probablemente hubieran cabido sus dos manos juntas.
- Deja de hacer tonterías.
- ¿Tú crees que pasaría por guardia del conde?
- ¿Un guardia barbilampiño y de rizos negros?
- Eso tiene arreglo. Me cortaría esto- iba diciendo mientras se recogía la maraña de pelo negro y lo ocultaba bajo el sombrero de ala ancha - y... me pintaría un bigote. ¡Así!- prosiguió sacándose uno de los guantes y hundiendo el índice de su mano en las cenizas de la chimenea, para mancharse de hollín el labio superior y el mentón.
- ¿Quién va?- dijo poniendo voz grave - ¿Es usted forastero? ¡Deténgase ahora mismo!
Y estando sobre la silla y gesticulando grotescamente, fue que oyeron el gran estruendo que venía del piso inferior. Marie se asustó haciendo tambalear la silla en la que estaba subida, y antes de que pudiera hacer nada cayó aparatosamente al suelo.
Camille rió divertida.
- ¿Qué demonios ha sido eso?
- Detengase forastera- la imitó Camille - Creo que tu querido vecino ha sufrido un pequeño percance, otro más en lo que llevamos de semana
- ¡No... no es mi querido vecino! ¿De dónde has sacado eso?- dijo Marie ruborizándose.
- Quizá me lo haya dado qué pensar que esperes a regar los crisantemos cuando él sale, o que vayas a tender la ropa cuando él entre, o que vayas a por el pan cuando él...
- ¡Cállate! ¡Eso es mentira! De hecho el vecino me cae mal. Bastante mal. ¿Muy... mal?- Camille sonrió por la poca convicción con que Marie lo dijo.
- Y es más, prima, ahora mismo voy a cantarle las cuarenta.
- ¿Ah, sí?
- ¡Sí! No puede ir dando sustos así a la gente porque sí.

Escrito por Turandot a las 2:24 AM | Comentarios (15)

22 de Junio 2004

Némesis

nemesis

No merezco tu amor.
Escribo aquí y no sé cómo me atrevo a hacerlo con estas manos manchadas con la sangre de tu vencedor, recordándote a ti como cruel vencido.
Hoy soy yo la Gloria, y tú la Miseria
Hoy soy yo la Felicidad y tú la misma Tristeza
Hoy caprichosa y altanera me compadezco de tu angustia; triste compañera en tu mísera pena.
Siento que en mi alegría tú eres el dolor. Que en mi placer eres el hastío. Que mi Victoria te sabe a sal...
En el grito de la euforia, tú que no estas conmigo, confundes la desesperación y la impotencia en un grito esta vez aterrador.
Y brindo con tu sangre. Y me río de ti. Y te maldigo. Y mi boca se llena del triunfo que a ti te ahoga. Y me siento coronada de laureles mientras te debates en la arena desesperado por la vida que me debes, pero nunca agradecerás como deseo.
Porque en tus victorias soy yo quien pierde y aunque a veces me tiente la traición, aún soy fiel a mis principios que irremediablemente comportan tu fin. Y te quiero. Y se que tú; hoy, justo cuando clavaban mi daga en tu pecho por tercera vez... pensabas en mí... y eso, eso es realmente lo que me hace feliz.

Escrito por Turandot a las 1:44 AM | Comentarios (15)

18 de Junio 2004

De cumples

Gallifante


Y esta noche; a prepararse para lo peor.
No sólo para el calor que religiosamente se manifiesta asfixiante cada 18 de Junio, ni para aguantar las charlas hipócritas de mis ex-compañeros, ni para reir las gracias al payaso alopécico, ese que puede decirlo todo porque lo hace con esa estúpida sonrisa en la boca:

- Tu novio es un antipático, jiji
- ¿y?
- Pues que no soy el único que lo piensa, jiji
- ¿y?
- Y... y... que me cae como tres patadas en el culo, jiji
- Qué curioso que él me comentara lo mismo de tí al conocerte. Bueno, eso y que te sabe imitar a la perfección... con más pelo, pero a la perfección. Es... un antipático gracioso. ¿Verdad? jiji
"Pere aparece sin conexión"

Aunque como decía, eso no es lo peor. Lo peorcísimo será aguantar a la Liga de las mujeres Extraordinarias, porque tengo un don innato para suscitar enemistades entre tan sublime clan.
Lo mejor; que voy con mi guardia pretoriana y al menos nos echaremos unas risas, porque dudo que ninguna de las gallifantas reúna el valor suficiente para preguntarme a la cara si me he tirado a su "ex". Y es que ya le vale al gallifante ( véase como el sujeto que atrae sexual o emocionalmente a las gallifantas) ir cosechando despechadas que por motivos de fuerza mayor tenemos que ir topándonos sábado sí, sábado también. Y digo de fuerza mayor porque da la casualidad de que se trata de las amigas de la hermana del gallifante cumpleañero que a su vez es uno de mis mejores amigos. Ah, y ahora que no nos oyen ellas ni me lo he tirado, ni tengo en mente hacerlo porque lo único que echamos los fines de semana son un par de billares y algún helado xD Y sepan perdonarme nuevamente lo soez de las expresiones, pero es que entre el virus y lo que me espera esta noche estoy sometida a una gran presión psicológica.

En fin, que habrá que ponerse la sonrisa profident, y capear el temporal. Aunque la verdad es que me gustaría que se armara. Os imaginais a la Liga de las mujeres Extraordinarias ( algún día os comentaré sus superpoderes xDD ) tirándose de los pelos, los mios entre otros, por un quitame ahi ese macho ibérico, jeje... qué patético, sería divertidísimo, desde el último incidente entre JJ y Sonia en el Belle Epoque, no ha pasado nada interesante. ¿ Y qué es la vida sin un poco de acción? Pero para qué engañarnos, fijo que será como todos los años... como teatro de operaciones: sillas alrededor de un comedor recargado; dos bandos escrutando qué defectos sacar al otro y mascando una tensión que ni en la guerra fría mientras te comes un sandwich de philadelphia con jamón york y un pincho de tortilla en un platito de plástico sobre tus rodillas... aiiss qué bucólico... ¿y si llamo para decir que no voy?

Escrito por Turandot a las 7:17 PM | Comentarios (22)

17 de Junio 2004

Encuesta

Vale, sí. ¿Qué tipo de encuesta os podíais esperar en este blog? xD
Pues una un tanto surrealista. Uriel y yo no nos ponemos de acuerdo... así que os pedimos ayuda. Necesitamos que os pongais en la piel de mi gata.
¿ Qué debe estar pensando ?
Opción Turandot: Dios mío ( el que sea que tengan los gatos) me tiene amargadita, quiero salir de aquí... a ver si se cansa ya.
Opción Uriel: Oh, cielos, que a gusto que estoy en brazos... soy una gata realizada
Opción alternativa: la que creáis
Hagan juego señores... ( total, la respuesta correcta, como que nos vamos a quedar sin saberla).


Minnie

Escrito por Turandot a las 9:28 PM | Comentarios (17)

15 de Junio 2004

Odio creer que alguien es especial, y darme cuenta de que sólo es como el resto.
Odio a las personas que se erigen líderes espirituales por derecho divino
Odio a los borregos que les siguen.
Odio que jueguen a dos bandas, si una de ellas soy yo
Odio el don de presentirlo
Odio comprobarlo.
Odio las corazas que se quedan pequeñas para tanta desazón.
Odio las burbujas -todas- porque no aguantan la pesada carga del vacío.
Odio los espejos que no reconocen aquello que reflejan.
Odio el fino manto de polvo que segundo a segundo sepulta los sueños.
Odio los pilares que un día fueron firmes, y que al siguiente saltaron por los aires con un simple soplo de aire frío.
Odio verme arrodillada en el baño intentando vomitar tanto odio, tanta frustración, tanto desencanto.
No puedo pensar; me siento débil, me duele la cabeza horrores. Ojalá pase pronto este maldito dolor.
En el ascensor está la esquela de la madre de Luis, justo ayer su padre se alegraba de su mejoría. Qué injusta es esta puta vida.

Escrito por Turandot a las 3:00 PM | Comentarios (23)

11 de Junio 2004

De príncipes

Y entonces Edgardo, llevando de la mano a la hermosa Constanza bajó raudo –eso es muy rápido- las escaleras de la torre en la que estaba presa- que la tenían encerrada-, y subiendo a lomos de su caballo Copete, cruzó el puente levadizo - eso que tienen todos los castillos con un foso debajo con cocodrilos- que les separaba de la libertad. Sólo cuando dejaron atrás el castillo de la malvada bruja Anabel, en la bella pradera que se extendía camino de la ciudad de la hermosa princesa, Edgardo ayudó a desmontar a Constanza. La miró fijamente a esos ojos oscuros que le volvían tan loco, y la besó apasionadamente.
- ¿Qué es apasionadamente?
- Ay, Clarita. Apasionadamente es, pues...
- ¿Se besaron en la boca?- dijo Clara con ojos muy abiertos a su hermana Elena.
- Eso, en la boca.
- ¿Cómo en las películas?
- Que sí, pesada, como en las películas
- Puaj ¡Qué asco!
- Qué boba eres Clara, esos besos son los mejores. Algún día yo también encontraré algún príncipe que me de un beso en los labios y...
- ¡Te convertirás en una rana! – la pequeña soltó una sonora carcajada, que hirió en su más profundo orgullo a Elena.
- Eres... eres... una renacuaja, estúpida y tonta!
- ¡Y tú una rana! ¡Elena es una rana!
- ¡Clara, cállate ya! -Sentenció la mayor mientras dejaba el cuento de nuevo en su estantería, se volvía a meter en la cama y apagaba la luz.
Fue entonces cuando Edgardo soltó de la cintura a Constanza, y respiró fastidiado.
- Creí que no se dormirían nunca. En fin, chicos- dijo en voz alta para que le oyeran todos- vámonos a casa, ya está bien por hoy.
Y uno a uno, todos los personajes del cuento, fueron recogiendo sus cosas y saliendo ordenadamente de las páginas coloreadas y de letras generosas, charlando animadamente entre ellos.
- ¡Eh! ¡Tú, la princesita!. ¿Qué estás haciendo ahí? no tenemos toda la noche.
Constanza miró una vez más su precioso vestido adornado con los más finos brocados, y delicada pasamanería, se levantó las faldas para no tropezar con ellas, y abandonó la hermosa pradera que instantes antes había sido testigo de ese beso “apasionado”. Copete pasó por su lado y le dijo en un susurro, tratando de reconfortarla
- Tranquila, es así con todas.
Constanza sin decir nada, asintió con la cabeza agradeciendo el gesto del animal. Y abandonó el cuento mientras veía como Edgardo propinaba una palmadita en las nalgas a Anabel, y guiñando un ojo le señalaba la habitación de la casa de muñecas de Clara.
- Elena, ¿Has oído algo?
- No, duérmete.
- ¡Rana!
- Estúpida...

Constanza
Escrito por Turandot a las 5:21 PM | Comentarios (18)

9 de Junio 2004

Redacciones de Inglés

Estos días estoy un poco perdida y un mucho estresada. Claro, es época de exámenes. Pero si yo no estoy estudiando nada pensareis ( y si no, ya os lo digo yo), y efectivamente; yo no, pero el enano sí y Marquitos también. Así que me ha tocado leerme algún que otro librito y hacer los correspondientes resúmenes, repasarme todo el temario de mates, esquematizar medio libro de ciencias sociales etc. Para que los pobres vagooooooos, puedan pasar un verano digno.
En fin, que lo último que faltaba, es que a las casi doce de la noche le faltaran por entregar al enano 4 redacciones de inglés. Solución: aquí, obvio.
Lo malo: que al enano y a mí no se nos puede dejar juntos, y menos bajo presión. Y las redacciones han salido... pues como han salido. Aprobar, dudo muchísimo que lo aprueben, pero lo que es reir, hemos reído de lo lindo. Y es que a mí me entregan esto... y lo llevo directamente a septiembre.

Pd: Como hemos hecho la traducción desde el freetranslator, según qué expresiones quedaban demasiado “correctas” y por tanto poco probables en el vocabulario del enano, así que hemos modificado varias cosas y adaptado el texto para que quedara un poco más cutre, así que no os tireis de los pelos al ver las faltas, la mayoría son adrede :p
Ahí van 2 de las redacciones, y su supuesta traducción “made in enano & sister”.

1- ¿Existen los fantasmas?

I believe in the ghosts because I live with one. When I was younger spoke with him, we spoke of the theory of the relativity and the metamorphosis of Kafka. He believed that the cockroaches were a group of rock but I told him that the beattles was the really group. In the mornings we had breakfast together, he always took orange juice. But now that it is bigger he takes peach juice with whisky and with ice (removed but not agitated).
I don't like when he puts my clothes, and removes me my shoes because his feet smell badly. He puts it in front of the mirror and says: My name is Toni, An-Toni and he is worrying me. Last week was presented for me at the english exam and I fear for the results.
I will put this writing in my strong box, maybe he changes it. My mother says that I have double personality and she don't know because I do these things, but I can see it and I know that it exists.

(Yo creo en los fantasmas porque vivo con uno.
Cuando yo era pequeño hablaba con él, hablábamos de la teoría de la relatividad y de la metamorfosis de Kafka. El creía que las cucarachas eran un grupo de rock, pero yo le expliqué que eran los escarabajos.
Por las mañanas desayunábamos juntos, él siempre tomaba zumo de naranja. Pero ahora que es mayor, toma zumo de melocotón pero con whisky y con hielo ( removido pero no agitado).
No me gusta cuando se pone mi ropa, y me quita mis zapatillas porque le huelen mal los pies. Se pone delante del espejo y dice: mi nombre es Toni, An Toni y me está preocupando.
La semana pasada se presentó por mí al examen de inglés y temo por mi nota. Pondré esta redacción en mi caja fuerte por si me la cambia.
Mi madre dice que tengo doble personalidad y no sabe por qué hago estas cosas, pero yo le veo y sé que existe)

2- Una descripción

My neighbor is a little ugly. Is not as ugly as the baker, but is ugly. His father is ugly, and his mother also. I believe that it should be genetic. But this is an english writing and not of biology, so I will return to begin. My neighbor is a little ugly. Has dark and short hair and black and small eyes... ugly, seems to a frog, a small frog (and ugly). Has a large nose, some small ears (two), mouth and normal teeth (but yellow and ugly) Is very thin, and he is tall, is like a pencil (ugly pencil, of course) is not very friendly, I believe that he has some complex (maybe by ugly?) I do not know how are his feet because I never looked them, maybe are pretty. But for his mother that is very good-looking sure. His mother have a very big glasses.

(Mi vecino es un poco feo. No es tan feo como el panadero, pero es feo. Su padre es feo, y su madre también. Yo creo que debe ser genético. Pero esto es una redacción de inglés y no de biología, así que volveré a empezar.
Mi vecino es un poco feo. Tiene el pelo corto y oscuro y los ojos pequeños y negros... feos, se parece a una rana, una rana pequeña ( y fea).
Tiene una nariz grande, unas orejas pequeñas ( dos), boca y dientes normales ( pero amarillos y feos)
Está muy delgado, y es alto, es como un lápiz ( un lápiz feo, claro)
No es muy amigable, yo creo que tiene algún complejo ( ¿quizá sea por feo?). No sé como tiene los pies porque no se los he mirado nunca, a lo mejor son bonitos. Pero para su madre seguro que es muy guapo. Su madre lleva unas gafas enormes)


Escrito por Turandot a las 2:20 AM | Comentarios (23)

6 de Junio 2004

A Leitdorf

Leitdorf y yo siempre discutimos.
Alguna vez me ha pedido ayuda para ambientar sus partidas de rol y siempre acabamos igual. Mi interpretación de los escenarios como teatros meramente históricos, y la suya rebosante de imaginación chocan. No se puede cuidar los detalles para no caer en anacronismos, y que luego te metan en tu cuidada aldea medieval hechiceros y monjes conviviendo juntos, eso si no hay ratas parlantes que asoman hacerse con el poder, o guerreros de nivel 7... ( probablemente los muy puestos digan que sí se puede, y mi intención no es entrar en ningún tipo de debate, simplemente soy una purista recalcitrante).
Así pues cuando tuve el honor de ser la elegida para configurar la historia de uno de sus personajes, me debatí entre confeccionar una historia épica para su paladín semicelestial, o simplemente un cruzado a las órdenes de Roger de Lunel.
Así que intenté acercar tu visión fantástica a la mia terrenal, y qué narices, me gusta como ha quedado.
Así que aquí tienes, Leitdorf, la historia de tu paladín semicelestial; espero que te guste.


Y fue en el fragor de la batalla cegado por la sed de justicia infinita que movía mi alma y mi diestra espada, que pude verle sobre la cima de Ashrid.
Mi hombres caían estoicamente en el campo de batalla asemejando más a bestias enfurecidas que a verdaderos humanos, luchando por defender su ciudad del ejército invasor. Los mandobles se sucedían, seccionando yugulares y partiendo cráneos mientras una alfombra púrpura teñía los campos de Belatharia. Los guerreros se deshacían en amasijos de metal a causa de sus armaduras cediendo al embiste de las espadas.
No fue fácil cruzar el siniestro teatro de operaciones, pues a los lomos de mi fiel Audax fueron más de veinte los hombres que hubieron de sucumbir a mi acero.
Así fue como llegué ante él. Yo, Eleazar, paladín de Belatharia, hijo de Asserón dios celeste de la tormenta, retando a un Bálor por el bien de mi ciudad. Cuentan las crónicas del Bálor, que es el más temido de entre las criaturas oscuras pues blande aterradoras alas de murciélago y con sus horrendas garras esgrime una espada lo suficientemente afilada como para cortar incluso el alma, ayudándose asimismo por un látigo envuelto en lenguas de fuego. Bien, si nunca habéis tenido uno delante, habré de deciros que tales crónicas son benignas e inocentes en su descripción.
Bajé de mi yegua dispuesto a enfrentarme a tal demoníaca criatura, y mientras su hedor se hacía espeso los gritos de los soldados cuajaban ya no sólo en mis sentidos, si no en mi corazón. La horrenda criatura advirtió mi presencia y clavó su mirada en la mía, justo en el momento en que inicié mi transformación.
Mis ojos se tornaron de un blanco hiriente, y la luz que emanaba de mi ser provocó por un momento el cesar de los chasquidos de los metales en el escenario de la batalla. Las venas de mi cuello amenazaron estallar, y la rabia contenida confería a mi rostro un aspecto intimidante, que no hizo sino infundir un mayor valor en mis tropas. Sólo cuando me deshice de la capa, pude extender en toda su magnitud la celestialidad de mis alas mientras se materializaba en mi mano el poder del rayo encarnado en espada, fue así que me sentí poderoso ante él.
Desde la llanura sólo acertaron ver dos criaturas enzarzándose en mortal disputa; la una destilando la pureza de un ángel, la otra rasgando el cielo en llamas de azufre.
Desconozco cuanto tiempo peleamos, y aunque la superioridad del Bálor era incuestionable, mi valor y destreza igualaron el lance. Nunca antes tanta dignidad y grandeza hicieron frente a tal muestra de maldad. Nuestras espadas centelleaban cortando el viento deseosas de desgarrar al enemigo, y mellaron en nuestros cuerpos. Uno de mis embistes rasgó de parte a parte una de las oscuras alas del demonio que profirió un grito de rabia y provocó que blandiera con tal furia su látigo, que partiera mi coraza de parte a parte, haciéndome perder unos instantes el equilibrio. Otro de mis ataques logró acertar su costado, pero la hábil criatura logró zafarse y revolviéndose violentamente devolvió la estocada magullándome uno de mis brazos que, maltrecho, quedó inútil para el combate.
Aunque el cansancio hacia mella en mí, mi fuerza solo me abandonó en el momento en que teniéndole a mi merced y descuidando mi retaguardia, hube de errar el remate de mi acero, y propiciar con ello la estocada final de la bestia que sirviéndose de la inutilidad de mi coraza de Mithril, se hundió en la carne lacerando mi pecho como si de mantequilla se tratara. De ahí en adelante, sólo recuerdo el chocar de mis huesos contra la dura roca y el frío de la desolación en mi magullado cuerpo. Con mis alas destrozadas y ensangrentadas, desprovisto ya de la mayor parte de mi armadura, y con tantas heridas en el cuerpo, como las que sufría mi orgullo hube de contemplar la atrocidad de la visión que se extendía ante mis ojos. Habían arrasado con todo.
Caí de rodillas en aquel peñasco, y observé con rabia e impotencia como la ciudad de la que yo estaba a cargo, yacía entre muerte y cenizas. Y grité, grité con todas mis fuerzas intentando desgarrarme la garganta y romper con ella la desesperación de que era víctima. Yo, cuya vida había destinado a la protección de dicha ciudad, había de contemplar lo que quedaba de ella, como una carga eterna en mi espalda, como una mancha imborrable en mi corazón. Les había fallado. Lágrimas de sangre brotaron de mis ojos, y me juré a mi mismo, no obtener venganza, puesto que no he sido dotado de tan vil sentimiento, pero sí dedicarme en cuerpo y alma y por el resto de los días que me queden por morar en esta tierra, que llevaría la fuerza de mi espada allí donde quiera que se encuentre el mal.

Escrito por Turandot a las 1:19 AM | Comentarios (16)

3 de Junio 2004

Emily


Una brisa inquietante azotó las rojizas copas de los árboles que confeccionaban el otoñal bosque que se extendía desde New Hampshire.
En la vieja cabaña del antiguo guardabosques se encontraban Martin y Emily, que ateridos de frío permanecían frente a una mugrienta chimenea observando cómo se consumían las escasas ramas que prendían a modo de lumbre. En condiciones normales, la muchacha hubiera salido a por leña, pero esa noche ya no sería necesario.

Emily no siempre vivió allí, de niña lo hizo en un hogar feliz hasta que la desventura se cebó con él, y quiso llevarse a su padre.
Elionor, la madre de la chica, intentó salir adelante después de la tragedia, pero cayó en una profunda depresión. Dejó de comer, de hablar, y de querer vivir. La única solución que encontró para poder seguir manteniendo a su joven hija, fue acceder a la proposición de matrimonio de Roy Hithword, el desagradable y oscuro carnicero del pueblo.
Sin duda era la única honrosa salida para una mujer viuda y con una hija pequeña. ¿Qué hombre querría sacar adelante semejante carga? Hithword parecía dispuesto.
Pero los problemas de la joven Emily lejos de solucionarse, fueron a peor. La triste enfermedad de su madre se agravó, y de ella sólo quedaba el espectro de lo que un día fue. En cuanto a Hithword, puede decirse de él que resultó ser el mismísimo demonio, y no se trata de una afirmación gratuita, porque hizo de la vida de Emily un auténtico infierno.
Sucedió una tarde de invierno en cuanto la muchacha volvió de uno de los recados. Hithword había bebido demasiado y como tantas otras veces se acercó a ella. Sus manos y pechera ensangrentadas tras el decapitado de varias gallinas le conferían un aspecto abominable. Cuando puso su mano húmeda sobre el hombro de la muchacha ésta le rechazó con asco. A Hithword no pareció gustarle el gesto. Hubo estruendo en la trastienda; gritos, golpes y llanto. La última vez que Emily vio a su madre y al malnacido de Hithword lo hizo con las ropas ensangrentadas y sucias después de haber sido malograda sobre una tabla llena de vísceras.

Por eso fue que eligió la abandonada casa en el bosque. Se alimentaba de raíces y plantas que crecían silvestres, aprendió a reconocer aquellas que eran comestibles de las que no, y decidió mantenerse apartada de la inquisitiva mirada de un pueblo que cuajado de supersticiones y ávido de supercherías, era incapaz de entender su tragedia.
Un día Martin quedó atrapado en un cepo, así que Emily se armó de coraje y lo bajó al pueblo. La gente se rió de ella, de sus ropas de pordiosera y su cabello pajizo, del gato magullado en sus brazos cubierto con un trozo de lana, de su mirada inquieta y asustada. Y los oía susurrar unas veces, y otras gritarle sin más; que estaba loca. Era por eso que no salía de la protección de su bosque. Se consoló pensando que Martin bien valía el esfuerzo. Consiguió hacerse con un ungüento e intentó reprimir las arcadas que le provocó ver la poca carne fresca que había conseguido para que su gato recuperara las fuerzas. Con paciencia y mimo, Martin sobrevivió.

Esa noche Emily lo miró con una ternura infinita, lo volvió a coger en sus brazos como aquella vez y lo acunó mientras ronroneaba sumiso - Qué será de ti- se preguntó.
Empezó a oir el murmullo creciente y entendió que ya llegaba la hora. Acarició su negro y aterciopelado pelaje una vez más, y pasó sus delgados dedos por los bigotes del animal, intentando tranquilizarse. Se sentó en un rincón de la cabaña y desde él pudo ver a través de los sucios ventanucos el llamear de las antorchas. Martin se revolvió inquieto, también él sabía que algo no andaba bien. Tuvo el tiempo justo de meterlo en una cesta de mimbre antes de que los gritos tomaran forma de consignas piadosas, e hicieran caer la puerta estrepitosamente en medio de la casucha, dejando al descubierto el hogar de la bruja.
Sí. Esa noche. Una vez más, la iniquidad ardió en Salem.

Bruixa
Escrito por Turandot a las 9:33 PM | Comentarios (19)

2 de Junio 2004

Una canción

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Quizá esté creativa esta noche, quizá sea que sólo estoy más sensible.
- Escúchala sólo un par de veces- y un par de veces bastó.
Es tan hermoso el dolor cuando late a un piano, y es tan agradable embriagarse con él. Bajar por un momento las defensas y dejarse llevar por una voz que acaricie tu oído, cerrar los ojos e imaginar que acaricia tu corazón. Notar que se conmueve, que está vivo aún.
( Gracias )

Escrito por Turandot a las 2:20 AM | Comentarios (20)

1 de Junio 2004

PK2 Kpitales

Averno


1- Soberbia ______ sí
2- Avaricia ______ sí
3- Lujuria________ sí
4- Ira___________ sí
5- Gula__________ sí
6- Envidia________ no
7- Pereza________ sí

-Señorita, me temo que no cumple los requisitos. Ha dejado un pecado sin reconocer.
- Por supuesto, el primero invalida el sexto.
- ¿Cómo dice?
- "La envidia es una confesión de inferioridad"
- Mmmm... queda usted contratada, empieza mañana. Pásese por el departamento de personal.
- Muy bien Sr Beelzebul, gracias por todo.

Escrito por Turandot a las 12:55 AM | Comentarios (14)