29 de Marzo 2004

loca

No podía ser él. Sabía que no podía serlo. Pero se parecía tanto...
Aceleró el paso mientras sus tacones resonaban al chocar con la acera. Intentó caminar apoyando su peso sobre la punta de las botas para amortiguar el estruendo pero no sirvió de nada, así que decidió sacar de su cabeza que el chico apretaba el paso, bien seguro, creyendo que le perseguía el séptimo de caballería. Sólo de pensarlo sonrió para sí.
Al doblar la esquina, el chico se quedó mirando el escaparate de la tienda de informática. Efectivamente, de perfil no se le parecía en nada. Así que siguió su camino hacia el restaurante.
Todo seguía en su sitio, nada había cambiado. El orondo camarero seguía sirviendo las mesas con aire jovial. Trajo los refrescos sin necesidad de indicárselo, es lo que tiene, pensó ella, ser cliente habitual. De primero paella, y de segundo... escalopines. La señora trajo enseguida el pan y las aceitunas. Nunca lo había preguntado, pero tenía pinta de ser la madre del camarero.
En las mesas contiguas, los de siempre. Onofre ensimismado con su periódico, el hipotéticoprofesordeciencias ( ese es el mote que le había puesto) siempre pegado al teléfono móvil, los chicos del mono azul, y la señora de la conserjería... es extraño pensó, es jueves y no está el peluquero.
Entornó un poco los ojos mientras intentaba aguzar el oído, sabiendo que era inútil. El televisor tenía el volumen tan moderado, que con el ruido del comedor, era imposible escuchar nada.
El camarero retiró los cubiertos y se quedó esperando. Ella levantó la cabeza, se lo pensó un rato y optó por una mousse de chocolate. –Ah, y la cuenta por favor.
Mientras se colocaba el abrigo y cogía su bolso, se oyó el tintineo de la puerta, y entró un hombre. El corazón le dio un vuelco. Pero no, tampoco era él.
De camino hacia casa creyó verle en el parque, sentado en uno de los bancos de madera jugando con un perro.
Al día siguiente le pareció que estaba en el supermercado, haciendo cola en la carnicería.
También creyó verlo aparcando el coche frente al gimnasio, y dando las noticias en el canal internacional, y en el pub del paseo marítimo, y arreglando el contador de la escalera, y comprando en el estanco, y reponiendo en la zapatería...
Y cuando creyó haberlo superado y entendido que era materialmente imposible que la gente se teletransportara a miles de kilómetros como por arte de magia. Empezó a ver sus ojos reencarnados en el muchacho de la papelería. Su tipo en el del cristalero. Su modo de hablar en el de Michel. Su barbilla en la del vecino del segundo. Sus gestos en los del hombre del tiempo...
¿Que si acabó encerrada? No os quepa duda, no tardaron en internarla.
Con el tiempo fue a peor y sus familiares, preocupados, la pusieron en manos de especialistas.
En uno de los psiquiatras creyó ver unas manos igualitas a las de ‘él’ sólo que un poco más blancas, pero por lo demás idénticas. Y mientras recogía su diagnóstico ella observaba como oscilaba con suma premura la pluma entre esos dedos casi divinos... curvándose, contoneándose... y no podía sino esbozar una amplia sonrisa de satisfacción.
Casi nunca la pierde, en el pabellón en dónde vive ahora es feliz, se pasa el día soñando en un mundo en donde no existen las distancias y es posible verle detrás de cada bata. Sólo algunos días, en el comedor, se la ve turbada; triste... y es que nadie le sabe decir por qué no ha vuelto a venir el peluquero.

triste
Escrito por Turandot a las 11:40 PM | Comentarios (17)

27 de Marzo 2004

Sabinofilia

Creo, Leitdorf, y si no es así rectifícame. Que algunos comentarios bien merecen un post para ellos solos. Y más si es nuestro poema favorito.
Así que va por tí; no me faltes nunca.

Sabina

Este adiós, no maquilla un hasta luego.
Este nunca no esconde un ojalá.
Estas cenizas no juegan con fuego.
Este ciego no mira para atrás.

Este notario firma lo que escribo.
Esta letra no la protestaré.
Ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después.

A este ruido tan huérfano de padre,
no voy a permitirle que taladre,
un corazón podrido de latir.

Este pez, ya no muere por tu boca.
Este loco, se va con otra loca.
Estos ojos no lloran más por ti.


Joaquín Sabina

Escrito por Turandot a las 3:16 AM | Comentarios (14)

26 de Marzo 2004

Cerrado por Derribo

Te lo puedo decir en prosa, o en verso. Gritando, o casi susurrando, pero no puedo decir otra cosa, y lo siento.
Esta vez no habrá un Calaf, ni sonará el Vinceró.


Cerrado por Derribo

Escrito por Turandot a las 2:20 AM | Comentarios (18)

25 de Marzo 2004

Y leo a...

Si hay alguien dispuesto a escribir en un blog... por qué no va a haber gente dispuesta a leerlo...
Esto es lo que se me pasó por la cabeza cuando descubrí que había vida en otros planetas.

En mi anterior blog, era lógico que mis súbditos chateriles y no chateriles, entraran y dejaran su comentario a modo de epitafio en la página.
No negaré que mis delirios de princesa destronada siempre se nutrieron de buenos reflejos de caballeros andantes, dispuestos a batirse en duelo por Lady Beatriz. Sin embargo, cuando empecé con éste, era diferente. Nadie me conocía, y así quise que fuera. Me sentía libre de escribir lo que quisiera sin tener que preocuparme de si ofendía o hería la sensibilidad de alguien. Algún personajillo de mi vida tridimensional se me coló por aquí, pero son pocos y están controlados.
Pues bien, empecé tomándome esto como un oasis particular, pero sin pensar que lo que aquí escribiera podría resultarle de interés, o entretenido a alguien. Pero viendo el número de visitas recibidas en dos meses, 1700, y teniendo escritos 42 post de los cuales se derivan 350 comentarios, puedo decir, sin ningún género de dudas, que mis cálculos fueron equivocados. Y no puedo hacer otra cosa, más que sentirme agradecida con todos aquellos que pierden algo de su tiempo leyendo mis letras... por el motivo que sea.

Aviso, a partir de aqui el post me ha quedado bastante empalagosillo, pero qué se le va a hacer, no siempre va a tener una días buenos. Además si ya había amenazado con esto, así que, que no se queje nadie. ¿Qué por qué leo los blogs que leo? Pues por esto...

Manel es que es simplemente, encantador. Me adoptó desde que llegué al vecindario. Es como el casero manitas que todos quisiéramos tener, que lo mismo está para un roto en el código html, que para un descosido en el corazón. Tengo muchas cosas que agradecerle, entre ellas que consiguió que volviera a creer en la presunción de inocencia de los desconocidos. Un auténtico caballero que predica con el ejemplo. Además su página es una PASADA. Luego están J4m3s y Warrior, increíbles, siempre los asocio porque los conocí a la vez, bueno, eso y porque me deben alguna cena ligera (a trois...) en fin, del primero decir que me enamoré platónicamente. Y es que sus letras están tan llenas de sentimiento y sensualidad que sería imposible no sentirse atraída por él, aun recuerdo ese – desprende unas irrefrenables ganas de poseerla- que me brindó... si es que me dan ganas de saltarle a la yugular y ¡espachurrarlo hasta que se cambie de bando! Del segundo decir que es un sol, y resaltar su arte, gracia y poderío, anda que no he llorado de risa leyendo sus aventuras. Mi reino por poder ver la vida con su prisma multicolor. A Imma, Galatea y La hora de las brujas, las leo desde mi otro vecindario. De Imma me llamó la atención el nombre de su blog y le cogí cariño enseguida, de Galatea me fascina su imaginación y ternura para idear cuentos infantiles, y de Bruixeta, como sabe plasmar sentimientos universales con exquisita sencillez.
Apio es única, es la paranoia elevada a la enésima potencia. Lenes postea de higos a brevas, pero en su página escriben diferentes alumnos que tuve, y siempre hace gracia saber que siguen siendo terroristas ortográficos. Nada, por otra parte, es Todo encanto. Mis últimos fichajes son Diario de Yoda y Mis Reflexiones, que tuvieron a bien linkarme y desde entonces sigo su devenir como si formaran parte un poquito más de mi universo, ah, y me dejo a la provocación en persona a Kaperucita sin la crítica de la cual, y eso que tratamos temáticas difentes, ya me faltaría algo. Hay muchas otras páginas en las que trasteo de vez en cuando, siento no citarlas a todas, sobretodo hay una que sigo de cerca y a la que llegué por casualidad, tiene una especie de imán para mí, por eso quizá deje de visitarla, siempre me dio miedo lo desconocido. Y por último y para cerrar testamento, mis respetos a tres blogs desaparecidos, entre ellos el de mi Is-land, que fue la primera en comentarme. A todos ellos mi más sincera admiración, porque al menos para mí, son los mejores. ¡Nos leemos!

Escrito por Turandot a las 12:59 AM | Comentarios (19)

22 de Marzo 2004

Inicios

Leyendo los blogs que acostumbro, ha coincidido que varios de ellos cuentan el porqué de su creación y eso me ha llevado a hacer acto de contricción, y plantearme por qué, en momentos como éste, me siento delante de este teclado, y cuento cosas... como ésta.

Érase que se era una Turandot... miento, para aquel entonces era Saga... jurch, vuelvo a mentir, por aquel entonces era una Bea que chateaba, qué lio. Recapitulemos:
En el inicio de los tiempos, nació una Geneve, pero a raíz de las tendencias psicópatas de un exnovio fue mutando a una Vipsania, que a su vez mutó a una Beatriz y estableció un hábitat natural en una sala de chat. Allí conoció a todos los animalitos que como ella formaban parte de tan peculiar ecosistema. Uno de ellos, llamémosle Simba (¿Ha quedado clara su jerarquía, no?) pues se hizo una bitácora, y todos los demás animalitos acudíamos a leer los edictos del reino. Otro animalito se aventuró por tan peligrosa senda y creó una, y yo pues digamos que le ayudé a mi modesto entender, en tan faunístico proyecto.

Animalitos


Pasó que los animalitos del reino eran felices y comían perdices, hasta que un día los tres cerditos decidieron ir a dormir a casa de Ricitos de oro, y el lobo... No, no, no, espera, creo que me estoy liando, si cerdito solo había uno; a ver, el cerdito se va a dormir a casa de Ricitos, entonces... la loba se entera y se enfada y le prende fuego a la casa del animalito valiente. Pero cuidado, que el animalito valiente ya tenía de antes tendencias pirómanas. En fin, que la loba tuvo que emigrar, y se cambió de bosque.
Unos cuantos esquiroles le hicieron unos documentos falsos y tal, se cambió de identidad y empezó una vida nueva... (¡y tú no estás en ella! Veo una viiiiiida nueva... la la la).
Nada, que me gustaba la bitácora del Rey león, sobretodo los artículos que escribía él ( los de opinión eran buenísimos), porque cuando empezó con las colaboraciones parecía aquello el tablón de anuncios de un instituto. En fin, un minuto de silencio por el bloguicidio.... ...58, 59, 60 ¡ Piiiiiiiiiiiiiiiiiip!
Hala, ya he cumplido con mi deuda moral y cívica para con mi guía espiritual e iniciático en las artes de los blogs. Al animalito valiente también puede que le debiera algo.

En fin, y ¿Porqué el blog?. Pues es mi pequeño reducto de independencia emocional. A veces creo que peco de dramática, y no me había dado cuenta de esta faceta mía hasta que empecé a escribir. Debe ser mi naturaleza oculta, bien mirado siempre he sentido atracción por las heroínas con historias enrevesadas y trágicas. Y como en todos los aspectos de mi vida soy más bien dicharachera, pues esto digo yo que me servirá de vía de escape. Por otra parte este blog también sirve para poder darle vueltas sin ser susceptible de juicio de valor ninguno por parte de nadie que me conozca ( salvo honrosas excepciones) a temas, que por algún motivo llaman mi atención, me atraen, me divierten o me inquietan de manera especial. Esto último me ha quedado de manual, y como tengo algo de sueño, lo dejaré por hoy, quizá mañana reflexione sobre porqué leo los blogs que leo... así que... ¡temblad, pequeños!

Escrito por Turandot a las 6:18 AM | Comentarios (14)

20 de Marzo 2004

Ya ha llegado la Feria

Fira del Ram

Feria del Ram, 5 años

- ¡ Por fin ha llegado la feria! Me lo he pasado genial. Me gustan mucho las luces y la música de los tenderetes. He estirado de una cuerda y me ha tocado un osito. He jugado a cazar patos y menos mal que la señora no ha visto como mi padre los levantaba y les miraba el culo para ver cuales tenían más puntos. Aun así solo nos ha tocado un llavero. Lo he pasado un poco mal porque me he perdido en el Laberinto y me han tenido que venir a sacar, pero ya llevaba dos chichones.

Feria del Ram, 10 años

- Creí que no llegaría nunca la Feria, he ido con Beatriz y me lo he pasado muy bien. A ella le ha tocado un peluche enorme, (mi padre me ha dicho que él me comprará uno mejor). Nos hemos subido a la montaña rusa y he pasado mucho miedo. La noria ha sido muy divertida, nuestros padres no nos dejaban subir solas, así que Carmen se ha ofrecido a acompañarnos. Como Bea no quería dejar el oso, nos subimos los cuatro y casi no cabíamos. A media vuelta Carmen se ha empezado a poner nerviosa y a decir - Que la paren, que la paren. Bea y yo nos meábamos de la risa, Carmen estaba espachurrando al oso y Bea y yo la agarrábamos de cada pierna para tranquilizarla, cuando empezó a decir que se iba a morir nos entró más risa y nos tiramos por el suelo de la cabina, por un momento creímos que se iba a morir de verdad. Me tuvieron que volver a sacar del laberinto, y me puse a llorar, pero no por los tortazos, es que hacía media hora que intentaba salir y no podía.

Feria del Ram, 12 años

- Al fin he conseguido que mis padres me lleven a la Feria. Fue mala suerte que me tocara el pececito nada más entrar en la feria, parece que a mi madre no le hizo mucha gracia cargar con él toda la tarde. Lo que más me gusta es la ranita, mamá dijo que era la última vez que se subía porque se marea, qué poco espíritu aventurero. En la olla loca una mujer vomitó en el centro de la colchoneta, y uno por uno todos iban cayéndose dentro del potado. Cuando parecía que le tocaba a mi tío, se agarró a las piernas de una chica que le empezó a pegar patadas, mientras mi familia le gritaba Torero, Torero. Otro que dice que nunca más se subirá. Mis padres han intentado esquivar el laberinto, pero yo lo he visto. Les he prometido que esta vez saldría sola, porque tenía un truco... pero no sé cómo... me falló. No hace falta que diga que me tuvieron que volver a sacar, pero que conste que lloré no porque me pusiera nerviosa, sino porque me supo un poco mal verlos a todos descojonándose de risa mientras me daba golpes contra los cristales.

Feria del Ram, 15 años

- Increíblemente nuestros padres nos han dejado venir solas a la Feria. Como soy un poco corta me ha vuelto a pasar lo del pescadito, pero esta vez con una ensaladera, y como no estaba mi santa madre para aguantarla cuando me subía a algún sitio me la tenía que poner entre las piernas o pisarla, un poco incómodo. Quizá lo mejor fuera que entre Isa y yo, hemos convencido a Gloria de que se subiera en el barco Vikingo, porque no hace nada. Ella no lo ha creído igual, de hecho se ha abrazado a los barrotes, ha cerrado los ojos y ha empezado a respirar como lo hacen las señoras éstas en las clases de embarazadas. Isa y yo aguantábamos la risa mientras hacíamos de Son Goku pegando saltos, pero cuando se ha bajado y ha empezado a vomitar no nos hemos podido aguantar, creo que se ha enfadado un poco. Aunque no sé porqué, si hemos sido consideradas: nosotras nos subíamos a las cosas y ella se quedaba abajo aguantando las chaquetas, ah, y la ensaladera claro. Lo peor ha sido que me he comprado una manzana de caramelo, y al primer bocado se me ha saltado media ortodoncia, creo que habrá bulla al llegar a casa. Las que dicen llamarse mis amigas no han querido meterse en el laberinto.

Feria del Ram, 18 años

- Esto es una mierda, y no pienso volver. He sentido lo que es el miedo, pero no como hace años, ese cosquilleo en las tripas cada vez que la rana saltaba, no. Me he pasado todo el viaje rezando para que no se abriera la mierda de cierre que lleva el cacharro, y pensando que es un detalle que el cementerio no esté tan lejos, porque al fin y al cabo si sale el brazo del cacharro disparado no hay que llamar a ningún sitio. Me duelen del traqueteo, huesos que ni sabia que existían, aunque no he sido la única magullada. Vanesa en un porrazo con los coches de choque se ha no se qué un músculo chungo. El hermano de Sonia se ha abierto la muñeca haciendo el imbécil con el saco de boxeo. El enano a todo esto ha ganado a Manoli, Manoli es el nombre de la vaca de peluche.( Lástima, ¿qué se habrá hecho de la Chochona? ). Las cutre girls se han pasado toda la tarde esperando a que sortearan un jamón, y con lo que llevaban gastado habríamos podido cenar todos de caviar. La última leche del siglo me la he llevado intentando salir de un tonel gigante que rodaba, para eso mejor hago el ridículo en el laberinto que al menos ya me conocen... ha sido... como diría... fascinante.

Feria del Ram, 20 años

- Ha sido muy vergonzoso ver a mi novio llorándole al quillo del tenderete para conseguirme un perro de peluche que no era capaz de ganarse a los dardos... Si el año anterior fue fascinante, me atrevería a decir que éste fue épico.


Marzo, 24 años

- He subido a la caseta de la terraza a buscar unos apuntes, y entre dos edificios he visto que sobresalía la Noria... No sé si ir, lo mismo me paso antes de que la quiten (aunque sea para... comprobar que el laberinto sigue donde siempre).

Escrito por Turandot a las 4:01 AM | Comentarios (11)

18 de Marzo 2004

Miserias

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...
Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente
cada momento de tu vida.. antes que el telón baje
y la obra termine sin aplausos.

Charles Chaplin

Teatro Bellini

Rosa conoció a Ángel en El Capitol. Él era la primera figura de la compañía teatral. Ella malganaba cuatro perras pespuntando dobladillos en trajes de gasa y cosiendo casacas con chapas doradas. A veces se quedaba entre bambalinas y veía a Ángel actuar. Él solo llenaba el escenario. Era capaz con un monólogo de enardecer al respetable, o de hacerles desternillar de risa.
Le habían encasillado en papeles cómicos, pero él sabía que había nacido para la tragedia.

Rosa sabía muy bien que no era la única, Ángel y su complejo megalómano complacían a cuanta dama paseaba por el teatro, pero la muchacha se consolaba sabiéndose la favorita; tanto, que él llegó a alquilarle un pequeño estudio, cerca del teatro.
Nada de lujos. Entre carteles viejos de cine y cierto olor a humedad Rosa se sentía segura.
Ella esperaba cada noche arrebujada en su raída manta, que Ángel la visitara tras los escarceos propios de cada función. Ni un solo día la había dejado de visitar desde que estuviera con ella. Ni uno solo, hasta entonces.
Rosa abrió la puerta con dificultad, tenía que cambiar esa maldita cerradura. No terminó de pasar por el arco de la puerta, cuando le vino a la garganta un repentino sabor a hiel. Dejó los paquetes sobre la mesa, aparcó las llaves en el clavo, y rasgó la bolsa de croquetas de comida para gato, mientras éste se paseaba entre las piernas de su ama. Otro regusto amargo provocó una arcada....
Decidió encender la estufa que tardó más tiempo en encenderse, del que tardó en apagarse y maldijo en silencio mientras se acurrucaba en el sofá.
Presentía que algo malo iba a suceder, algo muy malo... Intentó escapar de sus pensamientos recordando en voz baja, las últimas palabras que le dijera Ángel... “Mañana probablemente no podré venir, pero el domingo, espérame”. - ¿Es una proposición? , le preguntó la chica esbozando una sonrisa. – “¡Es una orden!” contestó él mientras la agarraba por la cintura y la besaba cálidamente...
De repente un soplo de viento gélido se apoderó de la estancia, el sonoro estallido de un jarrón en mil pedazos despertó a Rosa de su ensoñación. Cerró la ventana en un gesto rápido y miró inmediatamente su reloj... Era tardísimo, él no vendría. En un arrebato de ira e impotencia cogió los zapatos de Ángel y sintió deseos de estrellarlos contra el cristal, pero respiró hondo, y trató de serenarse. Se los devolvería, sí, se los devolvería. Buscó una caja de cartón y los arrojó con desprecio, luego empezó a gatear por todo el cuarto, rebuscando bajo los muebles, entre los libros que yacían en el suelo cubiertos de polvo, bajo el sofá, pero nada. Golpeó con furia el suelo del parquet, ni rastro del guante que se le cayera mientras jugaban la noche anterior... ella sólo quería meter todas sus malditas cosas en esa caja. Resopló, apretó con rabia sus mandíbulas y cogiendo en volandas la caja se dirigió hacia El Capitol con paso decidido. El portazo retumbó en toda la finca.
Era inmenso, imponente; su silueta se recortaba impresionante en la oscuridad de la noche. La majestuosidad del edificio no hacia si no que se sintiera aun más pequeña de lo que era. En la calle no había ni un alma. Sólo el viento azotaba con fuerza su enmarañada melena rojiza. Los hermosos vitrales del templo modernista permanecían en penumbra, no había nadie. Debía haberlo supuesto. De repente empezó a llover, su primera intención fue guarecerse en un portalón cercano y esperar a que amainara.
Qué estúpida era. Salir a esas horas de casa, sin abrigo, en medio de ese frío espantoso y ahora esa inesperada lluvia. Se le pasó por la cabeza incluso, que quizá Ángel la podría haber ido a buscar. ¿Cómo le explicaría entonces su arrebato de niña malcriada? La lluvia cada vez se hacia más intensa, y la tormenta empezó a descargar con furia. Entonces la muchacha recordó algo. Los bajos del teatro. El taller de costura dónde ella y Ángel siempre... Se estremeció. Sus ojos se nublaron en un llanto callado, la caja con las zapatillas golpeó el suelo húmedo y presa del pánico empezó a correr con todas sus fuerzas hacia el teatro. La lluvia la golpeaba con fuerza mientras calaba su ropa por completo y cada vez se le hacia más difícil avanzar. Dobló la esquina y sacudió con rabia la alambrada que lindaba con el edificio. El óxido goteaba por sus manos mientras intentaba trepar desesperadamente. Las ideas se le agolpaban en la cabeza y rugían tanto o más que la espantosa tormenta que arreciaba a cada minuto con mayor furia. Quería comprobar si él estaba en el taller, pero al mismo tiempo tenía un miedo espantoso a descubrir que no se equivocaba. Se convenció de que era necesario salir de dudas, así que a duras penas acercó el contenedor de la basura a la alambrada y logró subir lo suficiente para saltar la valla. Una vez encaramada a ella, la luz de un relámpago la cegó.
Lo siguiente que advirtió fue el terrible golpear de sus huesos contra el duro adoquín... debieron pasar varios minutos hasta que volvió en sí.
Tenía un dolor de cabeza horrible, se llevó la mano a la nuca y observó espantada como el agua hacia correr la espesa sangre por la palma de su mano, no quiso ni imaginar como debía ser la herida.
Intentó ponerse en pie, pero las fuerzas le fallaron, se estaba mareando por momentos y las piernas no le respondían. Comenzó a sollozar como una niña. Estaba más sola que nunca...
Magullada y entumecida en un último acto de coraje, se arrastró como pudo hasta un pequeño respiradero. La tenue luz que hizo que le cayera el alma a los pies provenía del sótano del teatro, del taller de costura; una vez más su instinto no le había fallado.
Rosa cerró los ojos con fuerza y a pesar del estruendo de la tormenta concentró toda su atención en la pequeña salida de luz. No cabía duda. Esa risa cantarina era inconfundible. No oía los susurros de Ángel, pero podía sentirlos en cada carcajada de la vedette. Mientras se dejaba caer, torpemente sobre el frío suelo, pensó que seguramente le diría, como a ella; lo especial que era, lo que amaba su ingenio, que deseaba hacerla suya... y así permaneció tendida en medio de la calle, dejando que el agua la cubriera por completo, deseando que ésta se llevara con ella toda la humillación que sentía... mientras oía esa maldita risa resonar en su cabeza.

El taxi frenó bruscamente y al abrirse la puerta unas piernas impresionantes se dejaron caer fuera del vehículo, con la raya de las medias un tanto desviada, enfilaron el camino del portal de una lujosa finca, siseantes, quizá aun embriagadas por el burbujeo del cava.

El taxi arrancó de nuevo y paró frente al bar Cristal.

- Quédese con la vuelta.

El apuesto joven se acercó a la barra y arqueó una ceja mientras se atusaba el pelo. En el bar había cierto revuelo y el camarero colocaba minuciosamente sobrecillos de azúcar en cada platito de café...

- Manolo, lo de siempre.
- Buenos días, don Ángel, Ya se ha enterado?
- De qué? ( un bufido por todo gesto)
- Esta madrugada, al lado del Capitol, han encontrado una chica muerta. Una vagabunda dicen...
- Pobre mujer. Este barrio cada vez está peor. Manolo, no se dónde vamos a llegar...

Escrito por Turandot a las 2:19 AM | Comentarios (14)

17 de Marzo 2004

Druso

Dicen que los amos de animales, acaban pareciéndose a éstos.
Sin embargo, ¿Y los animales?¿ Acaso no acaban ellos pareciéndose a nosotros?


Druso

Mi gato consultando su correo.

Escrito por Turandot a las 5:57 PM | Comentarios (18)

16 de Marzo 2004

Tribute

Y es que ¿ Cómo no voy a estar orgullosa de mis ex-alumnos cuando me dedican cosas como ésta?

A la que le aconsejo el suicidio directamente es a su profesora de Lengua, pero ahí ya no entran mis competencias, que las capitales europeas se las saben del tirón, y hasta poco más lejos llega mi responsabilidad.

¡Ah! y al que se le ocurra llamarme asaltacunas lo cuelgo ( así como quien no quiere la cosa...)

Escrito por Turandot a las 12:35 AM | Comentarios (13)

12 de Marzo 2004

Frío

Ayer sentí frío. Un frío intenso. Una punzada aguda, dolorosa, gélida. Un frío inesperado, angustioso, amargo que se apoderó de mí por completo. Que se apoderó de todos.

Escrito por Turandot a las 3:18 PM | Comentarios (5)

11 de Marzo 2004

...

:(

Escrito por Turandot a las 4:49 PM | Comentarios (13)

10 de Marzo 2004

henna

Vale, sí, ¿Qué pasa?. Soy una envidiosa. Y es que Warrior ha puesto una foto de su tatuaje de Henna, y no va a ser esta niña menos, con lo requeteprecioso que quedó el mio ¡Hombre!.
No es el primero que me hago pero sí al que le he cogido más cariño, seguramente porque es irrepetible.
La foto está tomada en el poblado nubio mientras me lo hacía una nativa guapísima, con una destreza increíble. Está sin terminar, pero algo se ve.

henna
Escrito por Turandot a las 9:51 PM | Comentarios (6)

9 de Marzo 2004

Renovarse o morir

Y un día el hechizo de Oriente caló tan profundamente en Turandot, que decidió redecorar su espacio. Así que llamó a su arquitecto favorito " Manelhotep" y éste con gran paciencia y cariño, construyó el templo perfecto.
Y he aquí el resultado. Espero que os guste; a mí, me encanta.

Escrito por Turandot a las 11:16 PM | Comentarios (6)

Manifestación de Kiwis

Los kiwis (o qüigüis como dice mi prima) también tienen derecho a manifestarse contra el poder opresor. Y así el otro día decidieron hacerlo de manera pacífica en mi nevera.
Algunos de ellos ya han caído, sin embargo, otros resisten estoicamente. Para ellos va este homenaje.

kiwis


“God save the kiwis”

Escrito por Turandot a las 9:33 PM | Comentarios (9)

7 de Marzo 2004

nenia

Érase una vez una chica, bueno, ya no tan chica. Que vivía totalmente obnubilada por un ser despreciable, despreciable en tanto que sabiéndose bello e ingenioso, aprovechaba tales condiciones para manejar la voluntad de la muchacha. Él le acariciaba el oído con palabras bellas confeccionadas a medida, y ella se vestía en sus trajes para dar sentido a una anodina vida que la llevaba del trabajo a casa y de casa al trabajo. La chica se alimentaba de te quieros falsos y compartidos, y vivía en la esperanza de que algún día él fuera a buscarla.

vieja, Marina Badenas


Un día ella se despertó sola, con arrugas en su frente y con la piel manchada.
Ese mismo día, él se fue a comer a casa de sus nietos mientras éstos correteaban a su alrededor y le pedían dinero para golosinas... o no, porque afortunadamente, yo no estaré para verlo.

Escrito por Turandot a las 4:19 PM | Comentarios (10)

5 de Marzo 2004

Felicitadme

maleficiae


Felicitadme.
Ayer iba a hacer algo malo, muy malo.( Véase a Turandot con una sonrisa malévola y ceja arqueada).
Recopilé datos, los corroboré, medí consecuencias, calculé los posibles daños... el plan perfecto: Mínimo esfuerzo, máximo daño.
Y cuando estaba a punto de dar la estocada... descubrí que aun tengo un poquito de corazón.
Aun así le daré un consejo a mi víctima, guárdate de mí. El día menos pensado; olvido que lo tengo.

Escrito por Turandot a las 4:02 PM | Comentarios (10)

4 de Marzo 2004

Las mil y "esa" noche

“Y fue entonces cuando el dios dejó de lado sus atributos por una noche y osó fijarse en una vil mortal, extranjera. Y cruzó la orilla para deslumbrarla con su presencia, para habiéndola besado una única vez, robarle el corazón y enterrarlo entre las arenas de Egipto... para la eternidad”

mercado de las especias

La semana había sido muy dura, apenas habíamos dormido un promedio de cuatro horas diarias. Estábamos aprovechando el viaje hasta el límite, sin embargo hoy nos habíamos tomado un día de relax, navegamos por las tranquilas aguas del Nilo en un paseo bellísimo en faluca, el calor bronceaba nuestras espaldas mientras rozábamos con la punta de los dedos el verde frescor del agua.
La noche estaba cayendo y tras la cena, decidimos dar un paseo en calesa, mi acompañante de paseo esa noche, sería Ahmed. Podría intentar expresar en palabras lo que el egipcio hacía sentir en mí, pero no lo conseguiría. Tenía el porte de un dios de ébano. Su cuerpo era atlético y se dejaba intuir bajo su chaqueta deportiva y sus vaqueros. Su perfil perfecto superaba la belleza de cualquier relieve que hubiera admirado hasta entonces, su mentón de contorno divino y hoyuelo le confería un aire arrebatador. Sus ojos mismos tenían la profundidad de los pasajes coránicos, y sólo rivalizaban en belleza con su pelo azabache. No en vano su nombre significa “ digno de alabanzas”. Cuando de sus labios carnosos, que invitaban a probar la ambrosía, surgían las historias de los mitos faraónicos asemejaba un arpista que con su diestra mano hiciera vibrar todas y cada una de las fibras de mi corazón, estremeciéndome a cada palabra, en un castellano con tintes arábicos que contenía en sí toda la frescura del Nilo, y que hubiera ablandado el corazón de la mismísima Hathor.
Los coches de caballo se dirigieron en fila hacía el mercado de las especias, una mezcla de olores a azafrán, añil y carcadé inundaba la noche de Assuan, mientras el traqueteo de la calesa prorrumpía entre los cientos de tenderetes que lindaban con la carretera. Sentada en un extremo del coche dejaba mecer mis cabellos con la brisa cálida, y admiraba las luces de las tiendas y comercios, dejándome embelesar por las músicas que se escuchaban entre las callejuelas. Me sentía tan afortunada de poder disfrutar de ese momento. Bordeamos de nuevo el río y deseé una vez más que ese recorrido no terminara nunca, cuánto había deseado ver todo eso y qué rápido el tiempo me lo robaba todo. Ahmed conversaba en árabe con el cochero, y saludaba de vez en cuando a los vendedores que nos veían pasar. Nos dimos cuenta de que ambos teníamos los pies colocados del mismo modo sobre el asiento delantero y las manos cruzadas sobre el regazo. Con una sonrisa comenté que parecíamos enfadados, y fue entonces cuando pasó su brazo tras de mi y colocó su mano sobre mi hombro. Mentiría si no dijera que quedé paralizada, debió darse cuenta porque me preguntó si molestaba; por supuesto le contesté que no. Así fuimos hablando de muchas cosas; el papel de la mujer en su cultura, la concepción de los egipcios en cuanto a las occidentales, de los requisitos para ser guía allí, anécdotas que le habían acontecido con otros grupos de turistas, incluso de nuestras relaciones anteriores, o de mi admiración por contemplar 5000 años de historia conviviendo con los edificios actuales.
Pasamos por delante del “Old Cataract”, el hotel en el que se gestó “Muerte en el Nilo”; eso significaba que el paseo estaba tocando su fin. La cuesta que subía hacia el hotel era pronunciada, así que el cochero tuvo que azuzar al caballo para que, al galope, se hiciera por la rampa. Me sujeté con fuerza al respaldo del asiento y noté la mano de Ahmed firme en mi hombro, llegando a nuestro destino, el egipcio fijó sus ojos en los míos. Por un segundo creí que se paraba el tiempo, entonces me pidió permiso para darme un beso, sorprendida por la inesperada petición se me escapó una sonrisa nerviosa, y puse tímidamente mi mejilla, su beso se dejó caer cerca de la comisura de mis labios estremeciéndome por completo. Tuve que apoyar mi mano en su rodilla para no perder el equilibrio. Era imposible, pensé, que me estuviera pasando eso a mí, en ese momento, en ese lugar, con él. Pero más increíble fue cuando volvió a cruzar su mirada con la mía, y con toda la fuerza de esos ojos mágicos clavados en los mios me susurró, antes de posar su boca sobre la mía, que se refería a “ese” beso. Juro que no recuerdo el tiempo que duró, sólo sé que el cochero se volvió y nos indicó que ya habíamos llegado. Antes de saltar de la calesa y con ese acento encantador me susurró una última frase, unas palabras que me desconcertaron, y que no entendí hasta dos días más tarde en la Mezquita de Alabastro.

Pero esa frase...esa frase me la guardo para mí.

Escrito por Turandot a las 12:22 AM | Comentarios (6)

1 de Marzo 2004

Desde el Cairo

Saludos desde el aeropuerto del Cairo. Me hacia mucha ilusion escribir un post desde Egipto, y mira, al final tirada en el aeropuerto he encontrado un cibercafe. Ya llegue al final de mi viaje, me da muchisima pena, la verdad es que no me iria, tanto tiempo preparando el viaje y luego no te das cuenta y ya se han pasado las vacaciones. Eso si, he disfrutado como una enana, vengo con unas ganas enormes de aprender arabe, y de por supuesto volver.
Aun no asimilo que he caminado entre cinco mil anyos de historia, que he navegado por el Nilo, recorrido los mercados de Al Khalili, visitado la ciudad de los muertos. Apenas he dormido esta semana, mis dias han sido de 25 horas cada uno y aun asi me da la sensacion de que no he podido abarcar todo lo que quisiera o debiera. Ahora estoy triste porque toca la retirada, pero me siento al mismo tiempo afortunada por haber podido tocar con mis manos todo esto, en fin, cuando llegue a casa pondre en orden todo.
Saludos y besitos con sabor egipcio a todossssss

Escrito por Turandot a las 11:09 AM | Comentarios (11)