8 de Agosto 2007

Tormenta de verano

La mañana me sorprendió con una brisa fresca, poco común en este mes del año. Mientras apretaba el ritmo hasta la parada del autobús el olor a húmedo me desperezaba.
Hoy los niños estaban calmados, parecían anhelar el respiro que el intenso calor nos brindaba. Cambiamos esquivar los charcos del patio, por ver una peli en el aula. Los niños tomaron las toallas que repartí para que se pudieran tumbar, y optaron por taparse con ellas. Sonreí, no soy la única que añora las tardes lluviosas de invierno.

nins

A la salida, el agua volvió a arreciar y me tocó correr tras las criaturas repartiendo autorizaciones y mandando que esperaran a sus padres bajo el porche del colegio; con la excusa de avisarles me quedé en la verja, bajo la lluvia, sintiendo como las frías gotitas me salpicaban la cara y dibujaban en mi camiseta rosa un improvisado motivo puntillista, sintiendo el placer del viento alborotándome el pelo y la caricia del agua resbalando por mis brazos... Vuelve a llover, sé que no será por mucho tiempo. Así son las tormentas de verano, llegan de repente en medio del calor asfixiante y te devuelven la vida apenas en un suspiro, para dejarte de nuevo en el bochorno sofocante del riguroso estío.
Nueve días, sólo nueve, y volverá a llover.

Escrito por Turandot a las 7:52 PM | Comentarios (11)